viernes, 30 de diciembre de 2016

Arte y transformación social para el 2017


Néstor Viloria
Profesor de UNEARTE


El arte original

La premisa de todo creador es producir una obra original, Simón Rodríguez afirmó “La América no ha de imitar servilmente… si no ser original…”
Esa búsqueda nos lleva inevitablemente a la batalla cultural, a la batalla de los símbolos, la cual se libra en la mente de los seres humanos.
Adolfo Colombres, antropólogo, escritor, e investigador Argentino sostiene que “Toda dominación cultural y estética, cualquiera sea el contexto en que opere, de hecho implica una negación de la diversidad o, al menos, de que esa diversidad pueda generar propuestas tanto o más válidas que las del sector dominante. O sea, la dominación consiste en negar al arte de los otros la condición de tal, o, en el mejor de los casos, reconocerle algún valor, pero declararlo inferior”.
Luis Britto García advierte que “la guerra cultural, como la internacional, no es peleada sólo por el aparato político: para ella se movilizan todos los recursos económicos y sociales. Comienza cuando ante la cultura dominante surge una subcultura que diverge de ella. La batalla se traba cuando esa subcultura contradice abiertamente a la cultura dominante: desde entonces se convierte en contracultura”.
Laboratorio de Danza UNEARTE Mérida

         Entre las adversidades a vencer, para creadores y creadoras, artistas, está el no sucumbir ante la tentación de imitar la estética de los centros de poder, incluso hay que mantenerse atento para que esa obra original a la que muchos llegan, no se convierta en un objeto más del mercado, siendo despojado  de su esencia y  convertidos  en mercancía. El solo hecho de crear obras musicales, escénicas, plásticas, audiovisuales, con rasgos propios genera, en los Centros de Poder que ejercen la hegemonía Cultural en el planeta, la sensación de amenaza puesto que el impacto en la población de una producción simbólica que no esté controlada por esos centros de poder puede colocar en jaque al aparato de dominación, por esta razón se activan  sus mecanismos o más bien su metabolismo depredador para transfigurar la obra, hasta llevarla a ser una mercancía para la venta, despojándola de sus rasgos fundamentales o naturalizando esos rasgos hasta el punto en que adquieren una significación banal.

Ejemplo de este proceso se puede ver en lo ocurrido en la primera década del siglo XXI en Venezuela, con la producción musical comercial llamada “neofolclor”, lo cual ocurre precisamente en un momento histórico donde las músicas populares pasan de una condición de resistencia, una postura contracultural, a una posición de vanguardia o de avanzada en la construcción de una nueva hegemonía cultural, contextualizada en plena efervescencia en el ejercicio de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, donde se expresa que las culturas constitutivas de la venezolanidad gozarán de especial atención. En este ejemplo se puede ver con claridad como canciones con poesía, ritmos o instrumentaciones propias de la música popular-tradicional venezolana sufrieron intervenciones que las transformaron en una mercancía, en un producto despojado de toda sensibilidad propia de la cultura popular a la cual pertenece y pasándola al campo de la cultura dominante, en consecuencia, incidiendo a través de esta en la mente de los seres humanos, debilitando el carácter insurgente y su valor identitario para insertarla en el sistema de consumo.
Ciclo de Conversas Descolonizadoras
Cátedra Libre de las Culturas Populares - UNEARTE

En la Venezuela del siglo XXI el objetivo estratégico es, en palabras de Zacarías García, mantener la búsqueda de la “estética necesaria”, trabajar para alcanzar una producción simbólica que contribuya en el fortalecimiento de la identidad nacional y regional, no como reliquia intransmutable, fetiche, ni panfleto,  si no como obra de arte legítima, auténtica, que se reconozca en nuestros imaginarios, que agite las consciencias sensibles y permita derrotar el sistema de consumo y restablecer el sistema de valores.

El arte y la transformación social

En UNEARTE, a través de los Proyectos Artísticos Comunitarios, se viene transitando de la formación estrictamente enfocada en la disciplina artística, que mantiene su dinámica dentro de los límites de la propia disciplina, evitando salir de su campo de conocimiento,  hacia la formación artística que se vincula con la sociedad, con su contexto, que dialoga con las comunidades, lo que nos conduce a una formación transdisciplinaria.
En palabras de Boaventura de Sousa Santos expuestas en su libro La universidad del siglo XXI se transita del conocimiento universitario definido como “un conocimiento predominantemente disciplinar cuya autonomía impuso un proceso relativamente descontextualizado con relación al mundo cotidiano de las sociedades”. Por el contrario,  “el conocimiento pluriuniversitario es un conocimiento contextual en la medida en que el principio organizador de su producción es la aplicación que se le puede dar. Es un conocimiento transdiciplinar que por su propia contextualización obliga a un diálogo o confrontación con otros tipos de conocimiento”.
Grupo Estable Danza Tradicional
Programa UNEARTE va a la Escuela
El compromiso de todo uneartista apunta al diálogo respetuoso con nuestras culturas populares, con nuestros saberes ancestrales, con nuestra sociedad, con nuestras ciudades, con nuestras comunidades. Desde que el Comandante Chávez creó UNEARTE en el año 2008 hasta diciembre de 2016, han egresado 1312 profesionales de las artes, estos creadores y creadoras cuentan con herramientas para avivar ese diálogo con las comunidades, a través de este pueden reconocer al otro, a la otra, como fuente de saberes, condición fundamental para un ejercicio profesional que contribuya con la convivencia pacífica y respetuosa, esas fortalezas adquiridas deben mantenerse en el compromiso con el país.
En 2017 se presenta la tarea de iniciar el  Programa Nacional de Formación Avanzada (PNFA) en “Artes y Culturas del Sur”, el primer programa de post-grado de UNEARTE,  diseñado por el equipo del Vicerrectorado Académico bajo la responsabilidad de la profesora Inés Carolina Pérez Wilke. El PNFA está diseñado para formar profesionales, investigadores y creadores que aporten al país y al mundo, conocimientos y prácticas artísticas que contribuyan en el ejercicio de la soberanía, la independencia; a través de la producción simbólica e intelectual que reflejen identidades locales, nacionales y regionales. De esta forma se plantea la superación de paradigmas de la modernidad, que no reconocen los saberes y formas de creación latinoamericanas, la tarea es la descolonización del conocimiento y de la producción simbólica.

El arte en Venezuela es una inversión social

Jornadas de Investigación UNEARTE 2016
En el neoliberalismo  la educación pública es un “gasto social”, esto lo vemos en países vecinos donde la educación universitaria es privada en más del 80%. Para nosotros no es así, en la República Bolivariana de Venezuela, por norma constitucional la educación es pública gratuita y de calidad hasta el nivel de pregrado, es decir, la educación es una “Inversión Social” concepto desarrollado por el fundador de UNEARTE el Comandante Hugo Chávez y defendido  por el Presidente Nicolás Maduro para beneficio de la juventud creadora de Venezuela.
A pesar de todos los intentos hechos desde la Asamblea Nacional, la MUD y los poderes fácticos internacionales, para restablecer el neoliberalismo en Venezuela; expresados en la guerra contra nuestra moneda y nuestra economía, y a pesar de los bajos precios del petróleo, la inversión Social del Gobierno Bolivariano por cada estudiante de UNEARTE en este año 2016 ha sido cercano a dos millones de bolívares, calculado con base en la matrícula total de estudiantes.

El Presidente Nicolás Maduro ha dado muestras claras de voluntad para defender la inversión social, ha tomado medidas para neutralizar el ataque al bolívar y ha logrado un acuerdo histórico entre países productores OPEP y no OPEP para recuperar los precios del petróleo, con lo cual entramos al 2017 en mejores condiciones que las que tuvimos al inicio de este año. Es momento de mantenernos en batalla, el aporte voluntarioso y consciente de cada joven, cada hombre, cada mujer, cada creador, creadora, cultoras, cultores, artistas, será decisivo para alcanzar nuevas victorias en el 2017.

Referencias:

Boaventura de Sousa, Santos (2008). La universidad en el siglo XXI, para una    
reforma democrática y emancipadora de la universidad. Caracas: Centro 
Internacional Miranda.
Britto García, Luis (2015). El imperio contracultural. Del Rock a la Postmodernidad. 
Caracas: Fondo Editorial FUNDARTE. 
Colombres, Adolfo (2014) Teoría transcultural de las artes visuales. Caracas: 
Ediciones ICAIC-CNAC.
García, Zacarías (2016). Conferencia en Jornadas de Investigación UNEARTE. 
Caracas.

domingo, 6 de noviembre de 2016

Sonamos Latinoamérica... una red comprometida con la estética de la música latinoamericana.


Néstor Viloria
Profesor de UNEARTE, miembro de la Red Sonamos Latinoamérica

En busca del sur

     Bajo la influencia de la formación musical eurocéntrica y la penetración cultural ejecutada por las corporaciones transnacionales de la comunicación, que invisibiliza la riqueza y diversidad de músicas de los pueblos de la patria grande, resultaba absolutamente remota y fuera de consideración, la posibilidad de pensar en explorar nuevas audiencias e intercambiar conocimientos con músicos de los países latinoamericanos y caribeños, hasta los primeros años del siglo XXI.

     Los procesos políticos de la región, a comienzos del siglo XXI, colocan a sus pueblos a mirarse entre sí. Por más de una década la voluntad de los liderazgos regionales impulsa una audaz política de integración latinoamericana, la creación del ALBA, CELAC, UNASUR, ampliación del MERCOSUR, permiten que los pueblos se dispongan a acercarse desde su cotidianidad. Se generan nuevas rutas de movilidad para los pueblos en los ámbitos del turismo, la cultura, oportunidades de trabajo, entre otras.
     Para el año 2009 el contexto político de la región inclina la balanza a favor de la opción de explorar audiencias e intercambiar conocimientos con músicos latinoamericanos en sus propios países, frente a la opción de moverse hacia Norteamérica o Europa, el nuevo destino sería y sigue siendo el sur. Para este año son muy pocos los festivales de música popular latinoamericana que se realizan en la región, casi podría asegurarse que el Sonamos Latinoamérica era el único en su estilo. Luego de un intercambio de correos con Oscar “Poli” Gomitolo, principal promotor del Festival, la agrupación Terracanto se aventura a asistir a la tercera edición del Festival Sonamos Latinoamérica en Santa Fe, Argentina. Estaban siendo protagonistas de la creación de la red internacional de festivales de música popular latinoamericana.

Venezuela activa el Sonamos Latinoamérica

Terracanto
En esa 3era edición del Sonamos Latinoamérica en Santa Fe se acordó activar una sede del Sonamos Latinoamérica en Venezuela. En 2010 la República Bolivariana de Venezuela recibía los primeros conciertos del Sonamos Latinoamérica en el Centro Cultural de San Antonio de Los Altos en el estado Miranda y la Sala de Conciertos de UNEARTE en Caracas.  Hasta la fecha se han realizado siete ediciones del Sonamos Latinoamérica capítulo Venezuela, desplegando actividades en Caracas, Maracay, Carayaca, Barquisimeto, Ciudad Bolívar y San Cristóbal; estas gestiones han estado a cargo de Loreley Pérez, Esteban Ojeda, Tico Páez, José Luis Lara, Juan Manuel Sánchez, Xiomara Mistage, Néstor Viloria, entre otros colaboradores.

Oscar "Poli" Gomitolo
Voces Risueñas de Carayaca

Matias Marcipar
Entre los músicos y agrupaciones que han participado se encuentran Matías Marcipar, Rolando Goldman, José Ceña, Martín Páez de la Torre y Oscar Gomitolo, por Argentina;  Paco Alanes de Bolivia, Laura González de Uruguay; por la República de Colombia, El Trío Nueva Colombia, Jhovan Martínez y Diego Bahamón, así como el dúo de los hermanos Colón Sayas de Puerto Rico. Por la parte venezolana han participado Las Voces Risueñas de Carayaca, Carota Ñema y Taja, Caucaucuar, Ensamble de Percusión PECAR, Guasaka 4, Grupo Autóctono de la Vega, Afrodanza, Caracha Ensamble, Ensamble Guayoyo, Terracanto, Arturo García, Rafael Ruiz, José Luis Lara, Gustavo Colina, Esteban Ojeda, Jhibaro Rodríguez, Vidal León, Eduardo Betancourt, Segundo García, Néstor Viloria, Bernardo Viloria, Arturo Ríos, entre muchos otros.

10 años de compromiso y expansión

     Sonamos Latinoamérica no es una entelequia, es una red integrada por hombres y mujeres conscientes de la importancia estratégica que significa conocer nuestras culturas. Cultoras, cultores y artistas de las músicas populares latinoamericanas vienen trabajando sostenidamente en la conformación de un circuito que permita la integración activa de los pueblos a través de la circulación de sus producciones simbólicas musicales, bajo los principios de solidaridad y complementariedad de las fortalezas que tiene cada sede que se incorpora a la red. 

     Creado el año 2006 en la ciudad de Santa Fe de Argentina, por Oscar “Poli” Gomitolo, el Sonamos Latinoamérica está cumpliendo 10 años de actividad ininterrumpida, alcanzando presencia en Argentina, Chile, Colombia, México, Perú, Uruguay, Venezuela y una sede en el continente europeo en Bélgica. Además, en cada país el Festival se realiza en varias ciudades, en Argentina por ejemplo se realizó en 18 ciudades para este año 2016.




Discografía de Sonamos Latinoaméric
En Sonamos Latinoamérica se gesta una nueva estética de la musica latinoamericana

     Sonamos Latinoamérica cuenta con un archivo sonoro y audiovisual que registra cientos de horas de conciertos realizados en cada sede del Festival, lo cual representa un acervo de incuestionable valor para el estudio de las músicas  populares latinoamericanas por parte de artistas, cultores(as) e investigadores(as). Cada cita es un espacio de intercambio de saberes que va formando nuevas audiencias al mismo tiempo que va nutriendo a los músicos con nuevos recursos para la interpretación y la creación musical. A riesgo de ser catalogada como una especulación, es preciso afirmar que esta dinámica está contribuyendo en la configuración de una producción simbólica musical propiamente latinoamericana, la sonoridad de candombes, chacareras, chamamés, zambas, huainos, tonderos, marineras, joropos, merengues venezolanos, danzas, valses, pasillos, bambucos, cuecas, carnavalitos, punto de navegante, entre cientos de géneros de la música latinoamericana, está circulado en los 
Los Cholos
imaginarios de creadores y creadoras de la música de la patria grande, eso es irreversible. El concepto estático del folclor ha sido superado, los músicos no se detienen en sus procesos de creación y búsqueda de nuevas sonoridades, una estética de la música latinoamericana está en proceso de gestación.

     Hace dos siglos Simón Rodríguez afirmaba que las guitarras en la América Meridional sonaban a la española pero no como en España, para entonces ya el Maestro Rodríguez había identificado la originalidad de nuestras músicas. Hoy afirmamos que los pueblos latinoamericanos han y siguen creando música con rasgos propios, a diez años de su primera edición, Sonamos Latinoamérica es, sin duda, un espacio fundamental en la configuración de una estética musical auténticamente latinoamericana.






  


domingo, 25 de septiembre de 2016

UNEARTE cuenta con 5536 estudiantes en la búsqueda de la estética necesaria

Prof. Néstor Viloria


El estudio formal de las artes en Venezuela como política de estado obedeció siempre a las iniciativas impulsadas desde las disciplinas artísticas por importantes personalidades de estas. En este sentido se identifican los siguientes puntos de partida para la educación formal en algunas disciplinas artísticas: la Escuela de Chacao con el Padre Sojo en 1781 en la música, la Escuela Normal de Dibujo en 1843, la Escuela Nacional de Ballet con la Nena Coronil en 1948, la Escuela Nacional de Arte Dramático fundada por  Juana Sujo en 1952 y la Escuela de Medios Audiovisuales de la ULA 1998.
Con este distanciamiento entre las disciplinas artísticas transcurrió la formación de numerosas generaciones de creadores y creadoras, hasta que en 2008, en el marco de la Misión Alma Mater, el Presidente Hugo  Rafael Chávez Frías crea la Universidad Nacional Experimental de las Artes (UNEARTE), fusionando los Institutos Universitarios de Música, Danza, Teatro y el Armando Reverón de Artes Plásticas. Desde entonces nuevas generaciones de creadores y creadoras, llamados y llamadas a la producción de imaginarios y subjetividades, se forman en convivencia, en comunidad, en UNEARTE.
UNEARTE. Clase inaugural, trayecto inicial 2016.
El fundamento de esta política sienta sus bases jurídicas en la aprobación por referendo popular de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV) en 1999. Desde entonces las venezolanas y venezolanos contamos con un marco jurídico que garantiza nuestros derechos culturales y educativos.
La CRBV garantiza la libre creación cultural, considera que los valores de la cultura constituyen un bien irrenunciable del pueblo venezolano y un derecho fundamental que el Estado está en la obligación de fomentar y garantizar, además, determina que las culturas populares constitutivas de la venezolanidad deben gozar de atención especial. Así mismo expresa que el Estado garantizará una educación de calidad, gratuita hasta el nivel de pregrado.  Es preciso tener en cuenta que la Ley Orgánica de Educación de 1999 reconoce la educación para las artes como una modalidad y la Ley de Cultura llama al diseño de políticas que aseguren condiciones óptimas en los espacios de formación para las artes, así como, el ingreso, prosecución y egreso de creadores y creadoras en la educación formal.
UNEARTE inició sus actividades en el año 2008 con una matrícula de 1145 estudiantes provenientes de los antiguos institutos universitarios de arte, concentrando su mayor actividad en la ciudad de Caracas. Sin embargo, es en 2010 con la implementación de los Programas Nacionales de Formación en danza, teatro, música, artes plásticas, artes audiovisuales y educación para las artes; cuando ingresa la primera cohorte, ese año la matrícula alcanzó 1309 estudiantes. En año 2011 la matrícula estudiantil fue de 1584, en 2012 de 1709, en 2013 se activa la sede de UNEARTE Portuguesa y la matrícula total fue de 1773. En 2014 abren las sedes en Anzoátegui, Nva Esparta y Mérida llegando a 3089 estudiantes, en 2015 llegamos a 4321 estudiantes y en 2016 se alcanza la cantidad de 5536 estudiantes matriculados en todas sus sedes, una cifra record en la historia de UNEARTE.
Para estos 5536 creadores y creadoras que se forman, UNEARTE, como institución, como avanzada académica, se renueva, se interroga, indaga en las sensibilidades contemporáneas. Los estudiantes tienen en la ruta la exigencia del manejo de las técnicas para el ejercicio del oficio de la creación artística en la plástica, el teatro, la danza, la música, las artes audiovisuales, tanto como su revisión y recreación. Así mismo tienen la tarea de reflexionar, con la mayor profundidad, sobre la orientación teórica de esa creación, la cual debe surgir del debate crítico, de la dialéctica entre estudiantes, profesores, trabajadores, comunidades, del estudio de las teorías del arte y la transculturalidad, del estudio de pensadores e investigadores que reflexionan desde Nuestra América. El objetivo estratégico es mantenerse en la búsqueda de la estética necesaria, de la producción simbólica que contribuya en el fortalecimiento de la identidad nacional y regional, no como reliquia intransmutable, si no como obra de arte legítima, autentica, que se reconozca en nuestros imaginarios, que agite las consciencias sensibles y permita derrotar el egoísmo, la maldad y todos los antivalores que impone como paradigmas la sociedad de consumo y que permita brotar desde nuestros espíritus el amor, el respeto, la solidaridad y todos los valores que han motivado el extraordinario proceso de emancipación y liberación experimentado por la Venezuela Bolivariana en la búsqueda de una sociedad más justa y productiva que nos conduzca al vivir bien.

viernes, 2 de septiembre de 2016

Terracanto - Tonada del jobo y la luna

www sonamoslatinoamerica com NESTOR VILORIA


El Pajarillo con chipola y gabana es una pieza que realice con base en las especies del joropo venezolano, tomando como referencia el arpa que acompaña la versión de Florentino y el diablo de José Romero Bello y el Carrao de Palmarito, también aparece una sección de gabán en mayor, conocida por algunos cultores como gabana.
La grabación se realizó durante el Festival Sonamos Latinoamérica en el Teatro Municipal de la ciudad de Santa Fe, Argentina, en octubre de 2011.

domingo, 17 de julio de 2016

Arte, soberanía cultural y seguridad de la Nación. Néstor Viloria

     Las expresiones artísticas populares y tradicionales fueron excluidas de los espacios de legitimación del imaginario y de la producción simbólica de la sociedad venezolana hasta finales del siglo XX. La clase dominante impuso en los teatros, las salas de cine, la televisión, la radio y las universidades, la implementación de políticas que mantuvieron al margen toda aquella producción simbólica que pudiera aglutinar la emocionalidad de la nación en torno al sentido de independencia y soberanía. De forma sistemática las fuerzas gubernamentales trabajaban para la legitimación de una cultura que movilizara en función de intereses exógenos. 
     En todos los procesos de dominación la cultura de los dominadores se impone, por esta razón vemos que la iglesia católica construyó sus templos sobre los templos aztecas e Incas durante el periodo de conquista del imperio español sobre los territorios del Abya Yala; otro caso a destacar son las celebraciones devocionales de los pueblos afrodescendientes, a quienes, bajo el régimen de esclavitud se les impuso la devoción a los santos de la iglesia católica, ocupando el lugar de las deidades que veneraban los pueblos de origen africano. Bien lo expresa el investigador argentino Adolfo Colombres que “Toda dominación cultural y estética, cualquiera sea el contexto en que opere, de hecho implica una negación de la diversidad o, al menos, de que esa diversidad pueda generar propuestas tanto o más válidas que las del sector dominante. O sea, la dominación consiste en negar al arte de los otros la condición de tal, o, en el mejor de los casos, reconocerle algún valor, pero declararlo inferior”. 
     Las artes como parte de la cultura juegan un papel preponderante en la construcción de la identidad de los pueblos, razón por la cual, la producción simbólica de nuestros artistas y cultores debe estar presente, hoy más que nunca, en teatros, cines, televisoras, radios y de manera muy importante en las universidades, donde la investigación y el debate deben avivarse para seguir produciendo conocimientos e innovaciones que den sustento teórico y metodológico a nuestra producción simbólica. 
Para la construcción de hegemonía cultural es preciso entender que la batalla de lo símbólico se libra segundo a segundo, por esta razón es preciso colocar en los espacios de legitimación de imaginarios, toda aquella producción simbólica que unifique a la población, desde su conciencia, en torno a la idea de nación, de pueblo que se identifica con su territorio geográfico, con su ciudad, su comunidad, su música, su poesía, danzas, comidas, entre muchos otros aspectos tangibles e intangibles. 
     La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela en su capítulo III, De los principios fundamentales de la Seguridad de la Nación, art 236, expresa claramente: “La seguridad de la Nación se fundamenta en la corresponsabilidad entre el Estado y la Sociedad Civil, para dar cumplimiento a los principios de independencia, democracia, igualdad, paz, libertad, justicia, solidaridad, promoción y conservación ambiental y afirmación de los derechos humanos, así como en la satisfacción progresiva de las necesidades individuales y colectivas de los venezolanos y venezolanas, sobre las bases de un desarrollo sustentable y productivo de plena cobertura para la comunidad nacional. El principio de corresponsabilidad se ejerce sobre los ámbitos económico, social, político, cultural, geográfico, ambiental y militar”. En este artículo queda expresamente plasmado que desde el ámbito de lo cultural debe actuarse para garantizar la seguridad de la nación, por tal razón, artistas, cultores e intelectuales estamos en el deber de contribuir, en responsabilidad compartida con las instituciones del Estado, con la producción simbólica de obras que aporten en la configuración de un arte y una cultura nacional. Al mismo tiempo el Estado en su totalidad debe apoyar, promover y difundir, con políticas culturales, la producción del arte y la cultura nacional, en la búsqueda permanente del ejercicio pleno de la soberanía cultural. 
    Cuando la dominación cultural de la maquinaria imperial resulta insuficiente o comienza a perder terreno aparecen las acciones irracionales de la violencia física, tal como ha ocurrido numerosas veces con las guarimbas o asesinatos selectivos. La violencia legal, con decisiones basadas en artificios legales como el “no llamado a clases” o alteración de los calendarios académicos por parte de las autoridades de las universidades venezolanas que hoy se mantienen en manos de la derecha, en septiembre de 2015, para contribuir con el clima de descontento de sus estudiantes y comunidades, o, el insólito incumplimiento del derecho internacional que fue puesto de manifiesto en la persona del Secretario de la OEA, Luis Almagro, en todo lo relacionado a sus funciones y la posición que ha tenido con nuestro País. 
     Si partimos de lo afirmado por Luis Britto García cuando dice que “Las bombas comienzan a caer cuando han fallado los símbolos”, entonces, podemos asumir que desde hace dieciocho años la Venezuela Bolivariana ha venido ganando batallas en el terreno de lo simbólico. En la batalla cultural es crucial el arte popular y las tradiciones, el realismo social en todas sus manifestaciones; así mismo, es también importante, la creación artística que rompe moldes, que incorpora los elementos estéticos que nos describen como pueblo, como nación en forma conceptual y abstracta. Es altamente valioso profundizar, a través de la investigación, en la diversidad que somos, en nuestra sonoridad, en el movimiento de los cuerpos en venezolanidad, con la palabra hecha poesía, el gesto de nuestra teatralidad y en la mirada de lo audiovisual. 
     Creo firmemente en la máxima expresada por Ludovico Silva de asumir la libre creación para contribuir en la conformación de una conciencia artística en toda la población. Un pueblo que se reconoce en la creación de sus artistas y cultores, es un pueblo que está permanentemente en defensa de la Patria, la vitalidad del arte nacional es fundamental para garantizar la soberanía cultural y la independencia nacional. 

Néstor Viloria


Referencias:

Asamblea Nacional y pueblo venezolano:   Constitución de la República 
           Bolivariana de Venezuela. Caracas, 2009.
Britto García, Luis: El imperio contracultural. Del Rock a la Postmodernidad. 
           Fondo Editorial FUNDARTE. Caracas, 2015.
Colombres, Adolfo: Teoría transcultural de las artes visuales. Ediciones
           ICAIC-CNAC. Caracas, 2014.
Silva, Ludovico: Belleza y revolución.  Fondo Editorial FUNDARTE. Caracas,
           2011.